Te levantas con la mala costumbre de mirar el móvil. Ya sea para apagar el despertador, para mirar cuanto rato más puedes dormir o para esperar leer un bonito mensaje.
Sabemos que lo que deberíamos hacer, tal y como nos aconsejan cientos de revistas de mujeres y cientos de páginas a las que seguimos, es subir la persiana para que el sol pueda entrar por la ventana, respirar hondo, estirar los músculos y tomar un desayuno saludable.
Pero en vez de eso hoy me he quedado tumbada en la cama, mirando al techo, esperando que este día fuese mejor que el de ayer... porque no puede ir a peor.
He buscado entre las sábanas el móvil, te juro que no esperaba leer un mensaje bonito. He abierto los ojos después del gran deslumbramiento de la pantalla y he revisado las notificaciones... las tres notificaciones. Un recordatorio de la cita del médico, un tweet y una alerta de batería baja. Se me olvidó conectarlo anoche.
Al revisar las ultimas noticias en Twitter llego a la publicación de La vecina rubia, influencer con pelazo y cerebro debajo, que desprende mucho brillibrilli y que además regala sonrisas, "Madrugar es de guapas", y me da por pensar que hoy muy guapa no debo ser.
Te despiertas, te vas a trabajar y sobrevives el día. Y cuando pensabas que ese fin de semana de mierda ya había acabado, te das cuenta de que la mala suerte se alarga al Lunes.
¡Que lo único que quiero es irme a dormir! Ahora, en la cama reviso el Twitter por última vez en el día. Esta chica siempre te saca una sonrisa... Te da por pensar, por qué cojones te vas a ir a dormir con la angustia de haber tenido otro día de mierda. No puedes cambiarlo, pero si decorarlo y es entonces cuando decides llamarlo, "fantástico y maravilloso... día de mierda."